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lunes, 19 de octubre de 2015

DOS BESOS



Inmersa en azahares, en liturgia misal,
yo te entregué mi alma, vida, corazón y cuerpo,
con la esplendidez de oasis casi celestial
y, con inocencia mística de los ensueños

Y fuiste mi rey de tantas ansias y desvelos,
caricias se desbordaron con pasión asaz;
y, cataratas níveas irrumpieron sueños,
cual diamantino Edén imposible de igualar.

¡Era hermoso sueño, que cubría todo anhelo!
Con esa inmensa gratitud al cielo, de amar;
mas, como todo sueño, que cual ave alza vuelo,
alzó alas, volando entusiasmado a otro lar.

Y al igual que el Edén, donde surgió algo siniestro,
no me quedó mas, que dar dos besos al final;
uno, por el amor que entre todo, fue muy bello 
y otro,  para que nunca me fueras olvidar


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Beatriz Vicentelo 3.9.15
Derechos Reservados

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