ARREPENTIDA
En atardecer de vida,
Le hallé a orillas
sentado
Con aguas a mi
extendidas
Habló muy calmo a mi lado
Verle solo, me inquiría
Sorpresas que iba
llegando
Con agradables visitas
Lucía muy apagado
Quise animar su sonrisa
Pensé andaba algo apurado
Me sonrió sin mucha
prisa
Me acomodé a su
costado
Y le miré con delicia
Parecía divagando
- ¿En qué meditas mi vida ?
¡En el amor! ¡No he
amado!
Se saltaron maravillas
De mis ojos asombrados
¡Ven que te daré
caricias!
Y le tomé de los
brazos
Los enrosqué por mis
brisas
Fija le quedé mirando
¿Sientes tú,
mi cercanía?
Lento sus labios
tomaron
Con boca, ardiente saliva
Bebiendo elixir de
encantos
¡Quedé arrobada y vencida!
Con sentires alocados
Y el corazón en
casillas
Perfilaba encaballado
¡Cien equinos en
colinas!
¡Saltaron encariñados!
Cayeron todas las
bridas
En tálamos simulados
¡Con dulce miel de
cintilla
Y rosca de crin
colgando!
- Como cuando amas
cautiva -
- Con muchos besos vibrando-
¡Resplandecieron
canijas!
¡Rejuvenecieron años!
Y fue en mí, la luz divina
Pinos verdes en
colgajos
¡Amé como a nadie en
vida!
Y brillé entre viejos
mantos
Y fui moza en mi
mantilla
¡Me volví loca en mis
páramos!
Llegando plena la
dicha
Entre susurros amados
¡Ay..., frío que mal
abriga!
Soplaron huesos
amargos
Me dejo dubitativa
Echando sola los
brazos
Invierno daba partida
Y él ya se había
marchado
¡Ni una sola
despedida!
¡Ni un solo adiós
apretado!
Fue como una pesadilla
Que quedó con los
abrazos
Muy sesgados en levita
En asombro iluso el
campo
¡Se fue muy de
mañanita!
Y yo me quedé llorando
Las caricias
exquisitas
¡¡No debí, haber enseñado!!
Beatriz Vicentelo
2015-03-24
Derechos Reservados
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