.

.

sábado, 17 de octubre de 2015



EL PENSIL

Cármenes de ensueño, surgieron en alboradas,
páramos de dichas, envolvieron el entorno;
y, entre caricias pensiles sobre nuestras camas,
la placidez se extendía, en total abandono.
Tu cuerpo vibraba resplandeciente entre sábanas,
mi corazón al tuyo, cual respiros de toros
¡Bramaron gemidos de pasión, sobre almohadas!

Un brillante sol, adormecía en alborozo,
¡Hurtamos muchos astros, antes de madrugadas!
Y en cuna, de tintes alabrastrinos de gozo,
los cubrimos con capullitos de rosas blancas.
Y cárabos...atraídos por solio amatorio;
acudieron raudos a los huertos de confianza,
picotazos de insidia, fueron ¡Tan enconosos!
Que nos llenaron de amargura y desesperanza.

Ay ¡Qué penita! Que aquél amor, no fuera sólido
¡Ello fue un oasis en desiertos de mis ansias!
Mas… ¡Cómo corrieron mis caballos!...  ¡Como locos!
¡Cómo soltaron sus bridas en la cabalgata!
Ay ¡Cómo quedé prendada de tus ojos moros!

Ay pero… ¡Cómo me olvidé,  ser toda una dama!




Beatriz Vicentelo 15.9.15
Derechos Reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario