.

.

sábado, 17 de octubre de 2015



¡ESE HOMBRE ES MIO!

El hombre que dices tuyo ¡Es mío!
Desde aquella noche de verano
Donde se alborotaron los grillos
Hundiéndose en mis senos, sus manos;
Cual pimientos y rojos jacintos
Amapolas ebrias incrustadas,
En galope de briosos equinos
Soltaron las bridas en el campo
Pisoteando troncos y lirios.
En mudos espacios de descanso
Reiniciamos fuerzas con delirio,
¡Llamaradas en su desespero!
Descontrolaron ¡Acción y hundimos!
Voluptuosas radiantes praderas
Entre relámpagos de suspiros
Con la sangre ¡Siempre hirviendo en venas!
¡Alzando con fervor los instintos!

Entre las tempestades de arenas
Dejamos hundidos los respiros
¡Cogimos juntos, alas del viento!
¡Para mostrar cuánto nos quisimos!
¡No, no vengas a decir que es tuyo!
Porque ese hombre ¡Siempre ha sido mío!
Sus elixires tan hechizantes
Era deseo en cirio encendido
Con nuestro deseo palpitante
¡De erupcionar todos los caminos!
El mundo nos puso en los diez dedos
¡Estrellas redondas cual cintillos!
Jamás dijo, uno al otro ¡Te quiero!
¡Eso nosotros,  siempre supimos!
Hay palabras que no se pronuncian
Porque son ecos repetitivos
¡Y en cúspides de los horizontes!
El firmamento fue mi testigo
¡No! ¡No!  Ese varón jamás fue tuyo!
Porque.. ¡Toda la vida fue mío!

En los crepúsculos de las tardes,
Nos caían lluvias de rocíos
¡Gritamos con los montes y truenos!
¡Que revolvieron todo sentido!
Y entre remolinos de lujuria
Nos hemos lanzado a precipicios
Fraguados de catapulta en fuego
Hondo... ¡Hondo como el abismo mismo!

¡Ay, esta sangre todavía arde!
Como si succionaran vampiros
Cada roce ¡Llamas de caricias!
Un beso ¡Unión de amantes y amigos!
En cada sueño una muerte fija
Muerte muy real... ¡Nada fingido!
Ambos hemos desmayado juntos
Y ambos  ¡Hemos levantado ungidos!
Nuestras promesas que eran cual rezos
Y nuestros rezos ¡Que eran sacrílegos!
Se ha vociferado a voz en cuello
¡Lo mucho que los dos, nos queríamos!

Presencia de aves alborotadas
Danzaban en cresta de los ríos
Picoteando nuestras espaldas
Hasta sangrar dulzuras de trinos
¡Se mojaron sus crespos cabellos
¡Y se chorrearon mis vestidos!
¡Resbalando en mi desnudo cuerpo!
¡Escalofríos de desvarío!
Ese hombre en dormitares  ¡Me nombra!
Porque no vive, si no es conmigo
¡Fue un gran elefante endemoniado!
¡Lleno de temores y suplicios!
Al mayor goce...¡Él más me amaba!
¡Con cientos de pájaros heridos!
Entre sus matas de mil antojos
¡Solo para hacer su febril nido!
Y era una danza ¡Total macabra!
¡Ante impaciente deseo de hijos!

Y así ha transcurrido mucho tiempo,
¡De horas, minutos y segundillos!
Quedando rocas estupefactas
¡Por la manera que nos quisimos!
Testigo la luna, que amainó
Nuestros ardores como a dos niños
Y entre caricias y tanto arrullo
¡Ató siluetas con rayos finos!
Las hiedras lazaron nuestros cuellos
¡Brazos, cinturas, muslos, tobillos!
Que al querer salir   ¡Más se enredaban!
Como si fuéramos dos chiquillos:
¡Sucios, sudorosos, impacientes!
¡Inquietos, llorosos y atrevidos!
Mis pudores  ¡El los arranchaba!
Para con su cuerpo, alzar en vilo
¡Mi desnudez loca palpitante!
Bajo su vientre impetuoso y limpio
A duras penas se controlaba...
¡Ah, por favor!... ¡Qué no hemos vivido!
¡Qué pasión para más estrujada!
¡Qué días, qué noches, qué destino!
La tierra estaba escandalizada
¡De lo mucho que ambos nos queríamos!
Y... ¡Jamas en mi vida soñada!
Pensé que podía él, haberse ido.

Ese hombre que ¡Siempre ha sido mío!
No olvidará ¡Nunca amor de entrañas!
¡Aquellos besos que eran fundidos!
Fundidos en bocas paganas
Como si fueran sendos cuchillos
¡Con el robin de alhajas de plata!
¡Y en penumbra,  filo diamantino!

Y todo esto, ahora al recordarlo
¡Despierta saetas con su filo!
Para rasgar de nuevo, dos almas
¡Que nunca conocieron olvidos!
Esas caricias enmarañadas
Están  ¡Cual anaconda en su nido!
Esperando el momento de alzarse
¡Para vivir lo que hemos vivido!

Por eso, sólo advierto y te digo,
Ese hombre ¡Es y ha sido siempre mío!
¿Y aquello? ¿Eso?... ¡No podrá cambiarse!
¡No me importa, si hoy sale contigo!
¿De ello? Él… ¡Jamás podrá olvidarse!
Porque... ¡Toda la vida fue mío!

Beatriz Vicentelo 8.10.15
Derechos Reservados

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario