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sábado, 17 de octubre de 2015


INSTINTO

Trajo consigo, olor de pétalos en hojas,
que, en bellos brotes de gemas se abrieron lento;
y, cual dulce despertar de hermosas auroras,
donaban luz y belleza al entendimiento.

El diálogo mudo, era cómplice que en horas,
fuera desplegando sutil encantamiento;
y, la dispuesta abejita zumbaba sola,
atraída por fragancia del elemento.

Confiada se reposa sobre la corola,
tranquila y refulgente, la acoge la flor;
y, cuando succionaba néctar de la rosa,

atrapado quedó triste insecto y murió.
Asi fue el amor que brindaron tus lisonjas,
y yo, la inocente abeja que se posó;

y, amoroso y divino me cubriste toda,
para luego sin ninguna misericordia,
¡Destrozaras mi pobre y tonto corazón!


Beatriz Vicentelo 25.9.15
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